El paso de la frontera entre Nicaragua y Costa Rica fue tranquila y el trayecto corto. Era un anuncio del ritmo que se lleva en Costa Rica. Trayectos cortos que hay que tomarse con tranquilidad, el país se mueve a la velocidad adecuada.
Mis notas de viaje proporcionadas por Fernando, el chico Porteño que conocí en Hawaii, revisadas y complementadas por el gran Toni, me llevaban como primer destino al buen surf y bonitas playas de Tamarindo, y excursión a Roca Bruja, una de las 10 mejores olas del planeta. Después Santa Teresa y Malpaís, buenas olas y excursión a Moctezuma. De ahí en ferry a Punta Arenas, dirección a La Fortuna, para visitar el gran volcán Arenal. Después Monteverde, aventura por la selva atravesada por sus 11 tirolinas. Para por fin llegar a San José, encontrarme con Andrea y Silvia, las chicas que conocí en el lago Atitlán en Guatemala, pasar un día visitando la capital, y viajar un día completo hasta ciudad de Panamá.
Tras cruzar la frontera de Nicaragua y Costa Rica, dos horas más de viaje y debía cambiar de bus en Liberia, para continuar hacia Tamarindo. Pregunté a varias personas, todas decían un horario distinto, pero el lugar de salida se encontraba a pocos metros de dónde yo estaba. Los ticos, tranquilos, lo que para uno es una cosa para otro es otra, todo vale MAE, todo bueno MAE, pura vida.
Ahora una nueva moneda: Colones. Otra vez reestructurar los cambios monetarios en mi cabeza. Ya no sé cuánto vale un euro, lo cambio todo a dólares. Creo que soy un poco más ágil que antes haciendo los cambios, pero me cuesta. Dólares, Pesos, Quetzales, Córdobas y ahora Colones, demasiadas monedas distintas. Me guardo un billete de cada lugar y lo pego en el diario de viaje que me regaló María. Ese diario está empezando a valer mucho…
Mis notas de viaje proporcionadas por Fernando, el chico Porteño que conocí en Hawaii, revisadas y complementadas por el gran Toni, me llevaban como primer destino al buen surf y bonitas playas de Tamarindo, y excursión a Roca Bruja, una de las 10 mejores olas del planeta. Después Santa Teresa y Malpaís, buenas olas y excursión a Moctezuma. De ahí en ferry a Punta Arenas, dirección a La Fortuna, para visitar el gran volcán Arenal. Después Monteverde, aventura por la selva atravesada por sus 11 tirolinas. Para por fin llegar a San José, encontrarme con Andrea y Silvia, las chicas que conocí en el lago Atitlán en Guatemala, pasar un día visitando la capital, y viajar un día completo hasta ciudad de Panamá.
Tras cruzar la frontera de Nicaragua y Costa Rica, dos horas más de viaje y debía cambiar de bus en Liberia, para continuar hacia Tamarindo. Pregunté a varias personas, todas decían un horario distinto, pero el lugar de salida se encontraba a pocos metros de dónde yo estaba. Los ticos, tranquilos, lo que para uno es una cosa para otro es otra, todo vale MAE, todo bueno MAE, pura vida.
Ahora una nueva moneda: Colones. Otra vez reestructurar los cambios monetarios en mi cabeza. Ya no sé cuánto vale un euro, lo cambio todo a dólares. Creo que soy un poco más ágil que antes haciendo los cambios, pero me cuesta. Dólares, Pesos, Quetzales, Córdobas y ahora Colones, demasiadas monedas distintas. Me guardo un billete de cada lugar y lo pego en el diario de viaje que me regaló María. Ese diario está empezando a valer mucho…
50 km en 3 horas de paisajes verdes y montañosos. Estoy en Costa Rica, un lugar deseado. Tramos por carretera y camino, aquí la vegetación es salvaje, igual que su climatología. Llego por fin a Tamarindo al Hostel Coral Reef, cerca de la playa. Me sitúo una vez más: habitación, nuevos compañeros, esta vez dos chilenos, un rasta de Guatemala, un italiano y un grupo de suecos sacados de la película Le llaman Body. La playa, el supermercado, la tienda de alquiler de tablas, vamos lo de siempre, esa es la rutina…
Otra vez en un buen lugar de olas y no hay olas. No importa mucho cuando miras a tu alrededor y el paisaje que ves es bonito y se respira tranquilidad y calma. Pasear, ver atardecer, relacionarte, PuraVida.
Dos días en Tamarindo es suficiente, pocas olas, algo de fiesta. Debo seguir adelante, solo tengo 9 días en Costa Rica y muchas cosas que ver.
Contrato un Shuttle dirección Santa Teresa, es algo caro, pero el tiempo tiene su valor, son 4 horas, en bus 10 horas, todo un día. Tengo ganas de hacer surf en Santa Teresa siempre hay olas, eso me han dicho.
Me alojo en el hostel Brunela, dirigido por Juan, un Argentino de mediana edad, que se afincó en Costa Rica, y tiene un alojamiento muy bien pensado. Es el más cercano a la playa, y sus habitaciones patios, cocinas…todo, está pensado para que los cientos de Argentinos y Argentinas, universitarios que pasan por ahí en verano, se sientan como en casa, puedan montar su fiesta, y se queden el mayor tiempo posible. Y yo, en medio de este ambiente vacacional veraniego en pleno Enero.
En seguida conecto con Juan, y sus amigos. Un porteño universitario, auténtico Argentino, de Buenos Aires, amante del Fernet, y simpático como el solo. Que gran tipo. Coincidió que el se quedaba sólo por unos días, así que hicimos piña, y nos reímos mucho juntos estos días, y claro me contagió todavía más ese espíritu veraniego, de playa, fiesta, risas… Quedó pendiente un rico asado en Buenos Aires, otro argumento más para llegar a Argentina.
Otra de las grandes casualidades de este viaje fue conocer a Pablo. Amigo de Javi, un compañero de mis años en la universidad en Huesca. De Alfaro los dos. Resultó que había sido el instructor de surf de Juan, y él me comentó, hay un español por aquí que me ha dado clases. Previamente Javi, también me había dicho, tengo un buenísimo amigo que vive ahora en Santa Teresa….Nos encontramos de forma casual a la vuelta de la esquina del hostel. Le oí hablar y claro, ese acento característico de La Rioja, me hizo caer en la cuenta…tu eres Pablo!!!! Que buena la cena española, sobre todo por la compañía, Pablo, Adela y Yoli.
Me sentí tan bien en Santa Teresa, haciendo surf todos los días, rodeado de buena gente y con un lugar, un paisaje y una playa que transmitía tan buenas vibraciones, que decidí que los siguientes días en Costa Rica debía pasarlos ahí. Adiós volcán, tirolina y otros lugares. Hice lo que sentía que tenía que hacer. PURA VIDA!
En Costa Rica llegó mi primer robo, bueno más bien fue un intercambio. Un día me metí a surfear y algún ladrón con buen corazón y con el mismo número de pie que yo, me cambio las chanclas que había dejado como siempre en la arena, unas quiksilver por unas marca surfer.
Y también llegó mi primera enfermedad un virus, que todos los habitantes del hostel Brunela habían pasado antes o después y que a mí me llegó al quinto día. Cansancio, malestar general, dolor de tripa, y por fin vomitar todo, hasta quedarte relajado. Como vomité justo después de cenar, me quedé relajado y pude dormir toda la noche, así que fue un mal menor. Lo peor, fue escuchar fuera de mi habitación a todo el mundo de fiesta de sábado noche.
Agotado el tiempo en Costa Rica, debía continuar hasta San José. Autobús, ferry, autobús, y en 6 horas en la capital, que visité cargado con mis dos mochilas. La ciudad, no es una super ciudad, pero es bastante segura, y tiene algunos monumentos para visitar. Pasar una tarde o una mañana es recomendable.
Recuerdo que tras un par de horas caminando por la ciudad, con mis 15 kilos de equipaje encima, estaba cansado. Además varios indigentes me habían dicho alguna cosa, que me incomodó, así que decidí sentarme a descansar. En el cruce de calles de una zona muy transitada y comercial, me senté en un bordillo en el suelo. Observé el tránsito de gente, y durante la hora que estuve sentado en ese bordillo, nadie me miro. Me hizo reflexionar como la misma persona, que hacía unos minutos caminaba con sus mochilas tranquilamente, llamaba la atención, en el momento que pasé al nivel del suelo, nadie se fijó en mí. Había pasado a una escala inferior. Ni algún indigentes que un rato antes, quería hacer negocio conmigo, se fijó en mi. Que habría hecho yo, si me hubiese visto a mi mismo sentado en el suelo, darme algo de dinero o comida, sentarme y hablar conmigo, o pasar de largo e ignorarme….
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Unas cuantas horas de espera más, en la estación de Tica bus, y por fin a las 11 pm, camino a Panamá, en un cómodo autobús de dos piso, con asientos reclinables. Aunque no sabía la que se me venía encima.
Costa Rica y Panamá son dos países aparentemente más desarrollados de centro América, quizás por eso son dos fronteras mucho más transitadas.
Si alguien tiene dudas de cómo cruzar fronteras en Centro América ponerse en contacto aquí ;)
Hola Joju, por fin me he enterado de cómo acceder. Sigo tu blog con muchos muchos celos. Happy Birthday mate.
ResponderEliminarMarisa,como va todo por el cole??Ya queda poco para las vacaciones!!!A big hug ;)
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