La
verdad es que en casa de Jordi, en La Paz, estaba super a gusto, pero debía
continuar mi camino para ver otros lugares de Bolivia, y recorrer el norte
Argentina para encontrarme con Walter, el argentino que conocí en Miami, en una
semana más o menos. Así que ahora tocaba acelerar, visitar los lugares
señalados en el mapa durante el día y dormir en los buses en ruta por la noche.
Uno
de sitios que todos los viajeros me habían recomendado de Bolivia, era el salar
de Uyuni, el salar más grande del mundo. El salar se recorre en un día, esa fue
mi elección, no disponía de más tiempo. Muchos viajeros lo que hacen es
adentrarse en el salar en grupos con jeeps, y pasar tres días, visitando
lagunas, volcanes y desiertos, hasta llegar a Chile por el desierto de Atacama.
Me quede con las ganas, en un viaje no se puede hacer todo, a veces falta
tiempo, y a veces dinero o simplemente eliges.
La
visión del salar es espectacular. Una inmensidad blanca que te rodea y las
montañas y volcanes lo rodean a él. Quizás no me impresionó mucho porque ya
estuve en otro salar, aunque mucho más pequeño, en Death Valley en California,
o porque el salar no es tan espectacular sino te adentras mucho más y haces
noche con los tours de 3 o 4 días.
Al
final del día tomé un autobús hacia Potosí, para llegar esa misma noche y
visitar las minas al día siguiente.
Fotos del Salar AQUÍ
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