Elena, la italiana que
había conocido dos días antes en el Hostel Wild Rover de Arequipa y yo, nos
pusimos en marcha por la tarde noche, para llegar de madrugada a Puno, tras
toda la noche en ruta, y continuar un poco más hasta la frontera.
Tengo que decir que me sentía un poco raro viajando con
alguien, quizás porque era una chica, aunque fuese en plan colegas. Hacía meses
que no viajaba con alguien, aunque fuese sólo por un par de días. Decidir
horarios, el camino a tomar, o guardar una mochila cuando la otra persona se va
al baño, es algo que te desacostumbras a hacer en compañía cuando viajas sólo. Todo
depende de ti, tus cosas, tu dirección, todo lo decides tú.
Pero tengo que reconocer que fue genial, divertido y le
da un toque de emoción viajar con una chica, así que si alguna amiga se quiere
apuntar a algún viaje temporal a mi vuelta, vías avisando. Eso sí Elena no
tenía problemas. Como os comentaba llegamos a la terminal de madrugada. Como en
todos los lugares fronterizos, siempre mucho tránsito, siempre hay que estar
atentos. Decidimos tomar un bici taxi para llegar desde la terminal hasta la
combi que nos llevaría a la frontera. Era un poco surrealista ir montados en
aquel aparato, con motor humano, con nuestras enormes mochilas en un cesto de
delantero, adelantando a cientos de personas, que de forma algo caótica se
desplazaban caminando con sus mercancías, hacia algún lugar. Unos diez minutos
más de combi, y llegamos a la frontera de Perú con Bolivia. Fuimos ágiles,
llegamos los primeros, nadie en la frontera, ni los de aduana. Si hubiéramos querido
entrar en Bolivia caminando, lo habríamos hecho sin ningún problema ni control,
quien se va a querer colar en el país más pobre de Sudamérica, de toda Latinoamérica,
el único que no tiene mar junto con Paraguay.
El sello un breve trámite, la frontera más relajada y
tranquila que he cruzado. Después de la aduana, unos minutos de paseo por la
carretera y llegas a Bolivia. Cada vez entiendo peor esto de las fronteras
entre países. Mis hijos o mis nietos verán un mundo sin fronteras??
De nuevo a la combi, seguimos a buen ritmo, si llegamos
pronto a Copacabana (Bolivia), podremos tomar una barca que nos lleve hasta la
isla del Sol en pleno lago Titi Caca. Llegamos rápido, para algunas cosas es
más ágil viajar dos, la información se consigue rápido. En menos de dos horas
de paseo por las aguas del lago estaremos en la isla. No soy muy consciente de
dónde vamos…
Por el camino, conversamos con Juanjo y su pareja, de
Buenos Aires, y Jorge de Rosario, con el que más tarde compartiríamos habitación
en la isla, a 1,5 euros por noche y por persona. Es lo que tiene ser el país
más pobre, también es el más barato.
Ahora, unos meses más tarde veo las fotos de la isla, y
son de las más auténticas de todo el viaje. Cerdos en la playa, burros, vacas,
ovejas, niños con la cara sucia, y paisajes que parecen cuadros pintados en
algunas fotos.
Que agradable caminar con Jorge, y perderse por la isla y
atravesarla, guiándonos por el sol, y hablar de Rosario o de Zaragoza, de
viajes, del mundo y de nada, caminando en silencio.
Al día siguiente continúo el viaje, y me despido de Elena
y Jorge, un gusto!!!Nos volveremos a ver en Rosario, Italia o Zaragoza.
Fotos de Isla del sol AQUÍ
No hay comentarios:
Publicar un comentario